👉 Carlos Pérez Barrios (carloseperezbarrios@gmail.com).-
La situación actual venezolana se ha desarrollado a lo largo de los años. fundamentalmente desde la llegada al poder de Hugo Chávez, con la creación de la llamada revolución bolivariana. Esto marcó un cambio en la manera de hacer política en el país.
Un modelo de gobierno caracterizado por el irrespeto a las leyes, el destrozo institucional de la estructura del Estado, el ataque permanente y sostenido del aparato productivo, comercial, agrícola, financiero, y de sectores fundamentales tales como salud, educación, justicia, fuerzas armadas y cuerpos de seguridad del Estado, apoyados por una corrupción grosera y galopante, gracias a las inmensas riquezas que generó la industria petrolera en todo el periodo de gestión de Hugo Chavez.
Chavez muere en Cuba y deja como heredero a Nicolas Maduro, ficha del régimen cubano, para ejercer el poder en el país, y todo esto se refleja con mayor intensidad en la polarización política, el colapso económico y la migración de millones de venezolanos.
Cómo es el régimen de Nicolas Maduro
El gobierno de Maduro se ocupa de cosechar lo que sembró su antecesor, pero carecer de los recursos producto de la explotación petrolera. Esto, mas las secuelas de la destrucción del aparato productivo e institucional, repotenciadas en términos de corrupción económica y moral, pulverización de la clase media, censura a medios de comunicación de todo tipo, y con índices de pobreza nunca vistos, evidentes en hiperinflación y pérdida hasta del signo monetario, llevan al país a la situación actual.
A esto unimos una conducta plena de autoritarismo, con acciones permanentes de represión, censura, terrorismo institucional, desapariciones forzosas, asesinatos, y torturas; además de todo tipo de violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno.
Hay que resaltar de esa conducta impuesta por Chávez, la realización de procesos electorales ilegales, viciados de acciones criminales, fraude electoral que encuentran su punto cúspide en el proceso electoral de las elecciones presidenciales del 2018, repotenciadas en las del 2024, con el descarado resultado, inventado y emitido por el Consejo Supremo Electoral, lo cual se traduce en el cuestionamiento alrededor de la legitimidad.
Este gobierno, continuación del chavismo, es señalado por su implicación en actividades criminales, incluyendo el narcotráfico, la extracción ilegal e incontrolada de minerales preciosos como el oro y los diamantes, como parte integral de su estructura de poder.
La oposición venezolana
La oposición ha estado dividida históricamente en varios y distintos sectores que tiene igualmente diferentes enfoques. Unos sobre cómo enfrentar al gobierno y otros dedicados descaradamente a plegarse a sus mandatos, bañándose de desvergüenza, deshonor y por supuesto de corrupción.
Muchos fueron los intentos de cambio, con distintos líderes, y hasta con la designación de Juan Guidó por parte de la Asamblea Nacional, una suerte de desafío que no trajo ningún resultado positivo. Se mantuvieron periodos de manifestaciones y los intentos de negociaciones internacionales burladas.
Hoy, bajo el refrendado apoyo a Maria Corina Machado, el sector opositor puede mostrar a lo interno y también al mundo entero, un movimiento opositor unido en torno al nuevo liderazgo que lo condujo a ganar, de manera contundente y arrolladora, las elecciones presidenciales, y que ahora debe plantar cara al gobierno madurista que ha consolidado un régimen criminal que desprecia los valores democráticos, utilizando la fuerza y el miedo como herramientas para mantener su control sobre el país.
Ahora tendrán que enfrentar las estrategias maduristas antidemocráticas y antivalores de permanencia en el poder que violando con sus políticas y practicas violatorias de todos los derechos humanos, y que buscan desmantelar cualquier intento de oposición, para lo cual tienen varios meses casi que garantizados y utilizarán para encarcelar, asesinar y hacer desaparecer a líderes opositores y sus simpatizantes, especialmente de cara a la transición política hasta enero de 2025.
El régimen de Maduro en más que una dictadura, es un Estado criminal que a través de la represión y la violencia está más que dispuesto a destruir cualquier forma de oposición para mantenerse en el poder.
Han demostrado, una y otra vez, que no respetan marco legal del país y son múltiples los casos en los que ha manipulado, ignorado e irrespetado leyes para favorecer su permanencia.
Que mejor ejemplo de las tácticas, la manipulación de resultados hasta la intimidación de los votantes, para lograr la victoria que no consiguieron con su fraude en el último proceso electoral, sin dejar de lado los millones de venezolanos que emigraron y no se les permitió ejercer su derecho al voto.
Desprecian e ignoran repetidamente las críticas y sanciones de la comunidad internacional, mostrando desprecio por la legitimidad que les pueda ofrecer.
Hacia una solución no convencional.
Dada la intransigencia del régimen, cualquier intento de solución basado en principios tradicionales parece destinado al fracaso. Es necesario explorar enfoques alternativos que desafíen efectivamente al gobierno, combinando presión internacional contundente con una resistencia interna organizada.
Considerando la naturaleza del régimen y sus repetidas violaciones a los principios democráticos, es necesario contemplar soluciones no convencionales. Durante la Segunda Guerra Mundial, varios países europeos formaron gobiernos en el exilio, como Francia, Polonia, Bélgica y Holanda.
Si el legítimo ganador del proceso electoral en Venezuela no puede asumir el poder dentro del país, debería hacerlo desde el exilio. Este gobierno en el exilio podría establecerse en la Embajada de Venezuela en Washington, como sede principal. Simultáneamente tomaría posesión de las instalaciones de todas las embajadas y consulados en aquellos países que no tengan relaciones diplomáticas con Venezuela, habilitando los consulados en otras ciudades para atender a los venezolanos que carecen de representación.
Desde allí, tendría la responsabilidad de:
- Nombrar un Gabinete de Ministros: Crear un equipo para ejecutar planes detallados para la reconstrucción de la República y la restauración de las instituciones democráticas.
- Organizar la Defensa Nacional: Designar un ministro de Defensa que reorganice las Fuerzas Armadas con los miembros que se encuentran en el exterior, con el objetivo de proteger a todos los venezolanos y restaurar el orden, operando desde una base en el extranjero, como Panamá, para desarrollar una fuerza de intervención humanitaria apoyada por gobiernos defensores de la democracia.
- Fomentar el Apoyo Internacional: Asignar un ministro de Relaciones Exteriores y ministro de Finanzas que busque apoyos financieros, políticos y logísticos de la comunidad internacional y lograr los recursos que están en cuentas en diferentes países, operando desde la sede consular en Nueva York, que actuaría como Cancillería y ministerio de Finanzas en el exilio.
Implementar un gobierno en el exilio presenta desafíos enormes, pero también ofrece la posibilidad de contar con un liderazgo legítimo que represente a Venezuela en el ámbito internacional, trabaje en la recuperación del país y prepare el terreno para una eventual transición de poder.
Es fundamental abrir un debate profundo sobre esta propuesta, involucrando a expertos en derecho internacional, política, economía y defensa, para analizar la viabilidad y los pasos necesarios para hacer realidad un gobierno en el exilio.
carloseperezbarrios@gmail.com